domingo, 29 de mayo de 2011

Bloque IV LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL

Tema 9: Evaluación de centros como instrumento de mejora


Me gustaría empezar este nuevo tema con el planteamiento de un problema que surge en un centro y donde es evidente la necesidad de evaluación:
Un problema familiar grave hunde al Jefe de Estudios en una situación depresiva que implica su baja por varios meses. Presenta la renuncia a la Directora, y la situación se plantea complicada para el curso. Han vuelto a aflorar situaciones de tensión de profesores que critican la labor directiva, el adelanto del comienzo del curso y la no tramitación de una propuesta de horario de jornada continuada. La Directora reflexiona sobre la eficacia de su Equipo Directivo, sobre la propuesta de nuevo cargo y sobre la posibilidad de presentar, a su vez, la dimisión.

En esta situación sería posible:
— Pararse a analizar fríamente el efecto de la gestión directiva en los últimos meses. Del plan directivo inicial, mayoritariamente respaldado, ¿qué proyectos se han caído? El Plan del Centro del curso anterior ¿formulaba objetivos claros, compartidos, alcanzables y adaptados al contexto? ¿Se ha controlado y evaluado periódicamente su aplicación? ¿Ha existido buena comunicación en los órganos colegiados y con los Equipos Docentes? ¿Se ha procurado estimular la participación en la toma de decisiones? ¿Se han distribuido equitativamente las influencias (y los recursos)? ¿Se ha procurado motivar al personal y a la Comunidad Educativa hacia la innovación y mejora del Centro? ¿Se ha garantizado sistemáticamente el cumplimiento de la normativa vigente y de los acuerdos de los órganos colegiados?
Si la respuesta a estas siete últimas preguntas (pueden ser otras similares, pero igual de sintomáticas de la "buena salud" de la organización) es afirmativa, debe desecharse la idea de dimisión y actuar en consecuencia.
— Si alguna de las respuestas a este cuestionario (u otro similar) no fuera positiva, se deberá desmenuzar más su contenido, para redefinir el plan directivo y la Programación General, pero, fundamentalmente, las actitudes y las relaciones.
— Reunirse con los restantes cargos directivos y proceder, si se estima oportuno, a las consultas que puedan reforzar el respaldo a la sustituta o sustituto del anterior jefe de estudios.
— Canalizar la discrepancia hacia el primer Consejo Escolar, para que allí se informe adecuadamente sobre los límites legales y la pertinencia de la propuesta no tramitada.

Podemos dar una definición introductoria de entre muchas de la evaluación. Tyler (1950) considera la evaluación como "el proceso que permite determinar en qué grado han sido alcanzados los objetivos educativos propuestos". La evaluación educativa hace referencia a su carácter de actividad consciente y sistemática por lo que cuando se aplica al complejo mundo de los servicios sociales (como el de la educación), no puede ni debe dejarse a la improvisación. Entonces determinamos que los resultados de un estudio de evaluación permiten adoptar, cuando menos, dos tipos de decisiones:
1-  Modificar o reformar el objeto de la evaluación.
2-  Aceptarlo como es o desecharlo (y sustituirlo por otro alternativo), sin proponerse su modificación.
Tradicionalmente alumnos y profesores han estado en el punto de mira de la evaluación educativa pero un cúmulo de factores derivó el interés de esto hacia ámbitos más comprensivos y complejos del Sistema Educativo: el Currículo Escolar, Programas de Intervención, el Centro Escolar e incluso el Sistema Educativo en general.
Considerando la evaluación de centro desde una perspectiva espacial, podemos distinguir entre dos tipos de estudios:
a) Estudio global: es aquel que pretende contemplar y analizar el Centro en toda su integridad, explorando la multiplicidad de factores intervinientes y las relaciones entre los mismos. A este tipo de diseño responde, por ejemplo, el actual Plan de Evaluación de Centros del Ministerio de Educación y Ciencia.
b) Estudio sectorial: su ámbito viene constituido por uno o varios aspectos del Centro que, por diversas circunstancias, requieren de un análisis minucioso. Por ejemplo, la introducción de una innovación metodológica o curricular, el funcionamiento de una determinada estructura organizativa o el rendimiento de un grupo concreto de alumnos.
Considerándola desde una perspectiva temporal se pueden identificar tres tipos de estudios:
1) Estudio puntual: con él se pretende analizar y conocer la situación del Centro, o de un aspecto del mismo, en un momento dado. Un ejemplo típico es el análisis del estado instructivo de una o varias clases o grupos de alumnos en una materia determinada y en un momento prefijado del curso escolar (por ejemplo, al comienzo del curso). Normalmente, el procedimiento consistiría en una única recogida de información (mediante la aplicación de un test u otra técnica semejante). Los estudios puntuales permiten establecer comparaciones entre sujetos, Centros etc., pero tienen escasa aplicabilidad, especialmente en el terreno de la evaluación de procesos educativos.
2) Estudio longitudinal: es aquel en que el evaluador hace un seguimiento del objeto de la evaluación a lo largo de un período de tiempo predeterminado. La finalidad principal de estos estudios suele ser el análisis de la evolución o los cambios que pueda manifestar el objeto de la evaluación con el paso del tiempo. Ello requiere del acompañamiento del fenómeno por parte del evaluador, bien de forma continua, bien mediante el uso de controles en momentos previstos. Un ejemplo típico lo constituye el estudio de la evolución del rendimiento académico en una materia de un mismo grupo de alumnos, a lo largo de un determinado número de años. Los estudios longitudinales se aplican especialmente para la evaluación de procesos educativos. Uno de sus más serios inconvenientes viene dado porque la gran cantidad de tiempo que, a veces, exige su realización, no es compatible en muchos casos con otros factores determinantes (coste económico, "oportunidad" de la publicación de sus resultados, etc.).
3) Estudio transversal: cuando el evaluador necesita hacer un estudio longitudinal pero las circunstancias expuestas, u otras, se lo impiden, puede sustituirlo por un estudio transversal. Básicamente, consiste en la recogida simultánea de información referente a diferentes momentos o etapas del proceso educativo, para establecer contrastes y extraer y valorar consecuencias. Por ejemplo, el evaluador puede estar interesado en conocer las actitudes de los alumnos ante el aprendizaje de una materia en las diversas etapas de su desarrollo. Ello requeriría de un estudio longitudinal para obtener información significativa de los mismos alumnos en las etapas previamente fijadas, lo que supondría un alto coste temporal. El estudio transversal permite recoger la información necesaria de alumnos de distintas edades simultáneamente. El principal inconveniente de este tipo de estudios reside en que, al ser diferentes los sujetos sobre los que se efectúan las observaciones, se pone en peligro la generalizabilidad de las conclusiones.
Pero es en los criterios de evaluación donde esta práctica obtiene más críticas.
En cuanto a los enfoques metodológicos, podemos dividirlos grosso modo en dos enfoques: el cualitativo y el cuantitativo.
Respecto a las técnicas de evaluación encontramos diversos sistemas. Los principales son:
ü  La observación
ü  La entrevista
ü  La encuesta
ü  La triangulación
Si observamos los métodos de recogida de datos observamos los siguientes:
ü  Cuestionarios
ü  Listas de control
ü  Escalas de valoración
ü  Test y cuestionarios estandarizados
Podemos distinguir distintas fases en el proceso de evaluación:
ü  Fase de planificación: Contemplando los siguiente factores:
v  Descripción clara del problema o factor desencadenante del estudio de evaluación.
v  Definición del ámbito y finalidad del estudio.
v  Elección del enfoque metodológico apropiado.
v  Especificación, si procede, de los indicadores de calidad y preparación de los procedimientos y/o instrumentos de recogida de datos.
v  Determinación de los procedimientos de análisis e interpretación de los datos.
v  Previsión de mecanismos de discusión y elaboración de conclusiones.
v  Asignación de responsabilidades a los participantes.
v  Temporalización de las diferentes fases y actuaciones.
v  Presupuesto económico.
ü  Fase de ejecución
ü  Fase de elaboración y publicación de las conclusiones


 Valoración:
Ante este breve esbozo de lo que es a grandes rasgos la evaluación de centro, podemos concluir que: ha habido un cambio; donde antes se evaluaban al profesor y al alumno, ahora se ha sensibilizado evaluando todo el sistema y los contenidos y proyectos que contiene. Observamos también como esta evaluación está perfectamente estructurada y sin dejar aspectos a la improvisación. Este proceso debe hacerse ante situaciones que precisen de una evaluación, tales como el caso posible con el que he iniciado el tema, pero también debe hacerse en el transcurso normal como medio de detección de posibles problemas. Considero una parte muy importante en la organización del centro ya que de ella depende la detección ataque y solución de posibles problemas.


Fuentes utilizadas:
http://html.rincondelvago.com/evaluacion-de-centros.html
http://www.oei.es/calidad2/sylvia.htm
http://www2.gobiernodecanarias.org/educacion/17/WebC/Apdorta/evalua.htm

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